Fanes

Imagen del siglo XVI de Fanes realizada por Francesco de' Rossi.

En la cosmogonía órfica, Fanes o Fanetes (en griego antiguo Φάνης, Phanês, «luminoso» o «revelador»), también Primogénito (Πρωτογόνος, Protogónos) es una divinidad mística asociada con las teogonías órficas. Aparte de ser citado en un puñado de manuscritos fragmentarios de carácter órfico, unas pocas fuentes lo mencionan, como Proclo,[1]​ las Argonáuticas órficas[2]​ o Lactancio.[3]

Fanes había nacido del huevo cósmico que fabricó o engendró el Tiempo (como Crono-Heracles):[4]​ «era aquel huevo nacido de Éter y de Caos».[5]Damascio se refiere a una nube, como metáfora del cascarón del huevo: «rasgó luego Fanes la nube, la esplendente túnica y del casco roto del huevo descomunal saltó el primerísimo y echó a correr el bisexuado Primogénito, el muy honrado».[6]

«En un principio a la fatal Necesidad (Ananké) del antiguo Caos y al Tiempo (Chrónos), que engendró en sus enormes surcos al Éter y al Amor (Eros), de dual naturaleza, visible por doquier e ilustre, famoso padre de la Noche (Nyx) eterna, a quien, como es sabido, los mortales más recientes llaman Fanetes, porque fue el primero que apareció».[7]

Es la deidad primigenia que constituye el origen de la procreación y la generación de todas las cosas. Con frecuencia se le equipara a Eros, que fue una de las divinidades primordiales según el relato de la Teogonía de Hesíodo.[8]​ También recibía numerosos nombres, entre ellos Metis (Μῆτις).[9]

«Invoco a Primogénito de dual naturaleza, grande, errante por los espacios celestes, nacido de un huevo, adornado de áureas alas, que muge como un buey, origen de los bienaventurados y de los hombres mortales, semilla inolvidable, honrado con muchos sacrificios, Ericepeo.[10]​ Indecible, que silbas a escondidas, retoño resplandeciente, que la sombría tiniebla de los ojos disipaste, porque por todas partes revoloteas con la fuerza de tus alas, en el brillante universo, impulsando la sagrado luz, por lo que te llamo Fanes, soberano Príapo y Antauges[11]​ de ojos vivos. Mas, bienaventurado, prudentísimo y prolífico, preséntate gozoso al ritual sagrado y multiforme para contento de tus oficiantes».[12]

Fanes fue padre de la Noche (según la tradición órfica), con quien se unió para tener al Cielo y la Tierra. Fue padre también de los mares, el Sol, la Luna, las estrellas y una de las tres razas de hombres, la denominada raza de oro, a quien dio como lugar para vivir la zona templada de la tierra. Todo esto lo hizo Fanes desde el interior de una gruta llamada Santuario de la Noche.

En las tradiciones órficas se imagina a Equidna como hija de Fanes.[13]

Fanes era el rey de los dioses pero posteriormente se retiró a un lugar elevado del cielo desde donde iluminaba el mundo y cedió el cetro de su reinado a la Noche, quien a su vez lo dio a su hijo, el Cielo. El cetro le fue arrebatado por la fuerza por su hijo Crono, quien a su vez lo perdió a favor de Zeus, el gobernante final del universo. Se dice que, probablemente por consejo de la Noche, Zeus devoró a Fanes, con ello absorbió sus poderes y dentro de él quedó unido todo el universo: los elementos, los dioses, todas las cosas nacidas en el pasado y todas las cosas que iban a surgir en el futuro.

Huevo órfico por Jacob Bryant's (1774).

Fanes se caracterizaba como una deidad de alas doradas sobre los hombros y cuerpo en forma de dragón. Era hermafrodita, con los órganos sexuales detrás. Tenía cuatro cabezas: de león, de cabra, de serpiente y de toro. Llevaba un carro alado tirado por caballos.

Nono lo menciona varias veces. Primero hace hincapié en su naturaleza resplandeciente:

«Aunque Hera movió rápidamente sus pies y corrió desde lo alto con ágiles pies, Hermes le ganó camino, y se encubrió en la figura de eterno fulgor del primogénito Fanes. Y Hera, reverente del dios primigenio, le cedió paso, intimidada por los falsos destellos de su rostro».[14]

Y luego deja patente sus palabras oraculares:

«Luego, con una seña de su erguido dedo, mostró a la joven circular una pared en la que estaban las divididas tablas de Harmonía.[15]​ En ellas se encuentran reunidos en una unidad todos los oráculos, inscritos en piedra por la mántica mano del Primogénito Fanes; él dibujó con un estilete la casa determinada para todo lo ordenado para el cosmos».[16]

Según Macrobio, el oráculo de Colofón identificaba a este Fanes con el dios supremo Iao.[10]

  1. Proclo, sobre Platón, Crátilo, p. 36
  2. Argonáuticas órficas, 15
  3. Lactancio: Divinarum institutionum I, 5
  4. Otto Kern (filólogo clásico), fragmento órfico 137, in fine (ed. de 1922)
  5. Proclo, sobre el Timeo de Platón, I 428.4 Diehl (OF 116)
  6. Damascio: Dificultades y soluciones de los principios primeros, 98, reconstruido por Alberto Bernabé.
  7. Argonáuticas órficas, 13-17
  8. Hesíodo: Teogonía 120: «Por último, Eros, el más hermoso entre los dioses inmortales, que afloja los miembros y cautiva de todos los dioses y todos los hombres el corazón y la sensata voluntad en sus pechos».
  9. Proclo in Alc. 103a (54 Segonds), presenta a Eros identificándose con Metis.
  10. a b Robert Graves: Los mitos griegos, 2 (Los mitos homérico y órfico de la creación); anotación 2. 1985, Alianza Editorial. ISBN: 84-206-0110-1 (Tomo I). Ericepeo o Ericepayo, Ἠρικαπαῖος, «comedor de brezo».
  11. Antauges, Ἀνταυγή, «luz reflejada»
  12. Himno órfico 6 (a Primogénito)
  13. Fragmento órfico 58, citado en Atenágoras, Apologías 20
  14. Nono: Dionisíacas IX 139-144
  15. Es una metáfora astrológica. Para las mencionadas Tablas se utiliza en griego el término kúrbeis, el mismo que se usaba para designar a las tablas de la ley en Atenas. Las Tablas de Harmonía son seis. Cada una está dividida en dos cuadros, graphis, correspondientes a una casa astrológica, oíkos.
  16. Dionisíacas XII 30-36

© MMXXIII Rich X Search. We shall prevail. All rights reserved. Rich X Search